Se encontraban siempre en el mismo lugar. Un día tras otro. Y en el mismo lugar dejaron de encontrarse. Un día tras otro. Estas cosas suceden con tanta frecuencia que resultó algo extraordinario que él le dejase una nota en la tela metálica del cercado. También fue extraordinario que ella la viese, la leyese y la guardase en uno de sus bolsillos. Nada más aconteció. Ni falta que hizo.
Hay amores efímeros. Y amores infinitos. Aunque a los ojos ajenos, sólo existan las ausencias.
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Des-cuento del proyecto "Historias desparejadas"
Me reservo algunos derechos; las obligaciones, las cedo todas.
Me reservo algunos derechos; las obligaciones, las cedo todas.
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