miércoles, 13 de marzo de 2013

El principio de la calle



Marcelo permaneció durante horas. Y Jimena lloró durante horas. Ambos, Marcelo y Jimena, agotaron sus tiempos. No supieron mirarse a los ojos. No dejaron que los dedos rozaran sus mejillas. No hablaron de segundas oportunidades. Ni tan siquiera fueron capaces de regalarse un comienzo digno de quienes eran, perdidos en la ira del enfrentamiento.


Hoy se ven desde lejos, en el principio de la calle en la que en ocasiones coinciden. Jimena luce un hermoso collar de perlas. Marcelo peina el cabello cano. Brillante y blanco, como el amor que no llegó a nacer nunca.

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Cuento-no-cuento del proyecto "Historias desparejadas" 
Me reservo algunos derechos... las obligaciones, las cedo. 

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